jueves, 1 de noviembre de 2007

Inflacion en Venezuela

"La inflación se produce cuando la cantidad de dinero aumenta más rápidamente que la de bienes y servicios" afirma el premio Nobel de Economía Milton Friedman.
En términos generales moneda se define como la cantidad de dinero fraccionario, billetes y depósitos bancarios en poder del público. La suma de la moneda fraccionaria y billetes se conoce como el efectivo. Si la cantidad de moneda en consideración está compuesta por el efectivo más los depósitos en cuenta corriente en poder del público, estaríamos hablando del circulante, cantidad que se representa abreviadamente como M1. Si a M1 le sumamos los depósitos de ahorro y a plazo estaríamos definiendo la liquidez monetaria, o M2. La inflación se origina cuando la cantidad total de moneda, también conocida como oferta monetaria, crece más rápidamente que la producción de bienes y servicios. Más precisamente, cuando la tasa de crecimiento de la moneda excede a la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) que es el valor de todo lo producido en un país durante un período determinado.
El crecimiento monetario esta parcialmente determinado por la abrupta acumulación de reservas internacionales. Si la entrada de dólares procedentes de PDVSA excede a la venta que realiza el BCV al sistema financiero, hay un aumento en la cantidad de dinero en circulación debido al aumento de las reservas internacionales. Por el contrario, cuando el BCV vende más dólares de los que compra, ello implica una reducción en la cantidad de dinero en virtud de que los venezolanos le entregamos más bolívares al BCV (en última instancia) para adquirir dólares, que los bolívares inyectados por el BCV cuando éste compra dólares.
Opinión y Propuestas
Andrés Santeliz G.
(Profesor de la UCV) señala: “En una economía de ingresos medios bajos, como es Venezuela, en la que más de la tercera parte de los hogares se encuentra por debajo de la línea de pobreza y más del 10% de las familias están en situación de pobreza extrema, no tiene fundamento la afirmación de que la inflación es el resultado del exceso de dinero. En consecuencia, no deben esperarse resultados favorables, sobre el nivel de los precios y el abastecimiento interno, de la aplicación de remedios neoclásicos concebidos para economías desarrolladas y con pleno empleo de los factores de producción (inexistencia de factores ociosos) En Venezuela la desocupación está en el orden del 10% y la tasa de informalidad es muy superior al 40% de la ocupación.
2. En Venezuela el problema es el déficit de bienes, especialmente de alimentos y productos de consumo básico e insumos para su producción. La producción y las importaciones están muy por debajo de sus niveles de equilibrio de pleno empleo. La razón principal de esto es la baja productividad del trabajo y los bajos salarios promedios, pues determinan un mercado interno de reducidas proporciones.
3. La baja productividad es, en mucho, el resultado de la baja dotación de capital por trabajador. La informalidad contiene, en parte importante, a un sector en el que se produce sin capital. Los sectores en los que operan los rendimientos crecientes a escala (agricultura y manufacturas principalmente, pero no exclusivamente) se ven afectados negativamente por la baja dimensión del mercado pues obtienen rendimientos proporcionalmente muy bajos. Por eso, en ellos, la remuneración a los factores (capital y trabajo) es baja y se ahuyentan la inversión y el empleo.
4. El remedio es, entonces, promover la expansión de las inversiones, la recuperación de los salarios y el fomento del empleo (son de ayuda las políticas sociales, de inclusión y de redistribución del ingreso) Para esto es necesario, entre otras cosas, ajustar el tipo de cambio nominal. El déficit de gasto respecto del ingreso en moneda extranjera hace crecer las reservas internacionales y su contrapartida (proporcionalmente al tipo de cambio nominal), los bolívares. Si, al mismo tiempo, se restringen la inversión, se regulan parcialmente los precios y las importaciones, inevitablemente se elevan los precios internos promedios y escasean los bienes de consumo básico. El diferencial entre la inflación interna y la internacional es el ajuste del tipo de cambio real. Así, o se corrige el tipo de cambio nominal o se auto corrige el real. Lo recomendable es, entonces, apreciar el tipo nominal. Especialmente conviene facilitar la actualización de la tecnología y el incremento en el acervo de capital.
5. La reducción de la desocupación y la informalidad, el freno al crecimiento de los precios internos y a la escasez de bienes requiere de más inversiones de capital. Los trabajadores y la productividad demandan más y mejores medios de producción. Debe abaratarse su importación y la producción doméstica de estos, en donde ello sea posible. A la inversión privada debe añadirse la inversión pública, especialmente en los sectores donde hay déficit de bienes: alimentos y manufacturas. Pero sin olvidar que para que operen los rendimientos crecientes a escala debe, simultáneamente, estimularse la expansión del mercado interno mediante el incremento del salario (la apreciación del tipo de cambio nominal ya avanza en esa dirección) y el empleo. Medidas injustas, como el ajuste insuficiente de la unidad tributaria, que afectan el valor real del bono de alimentación de los trabajadores y elevan el tipo impositivo efectivo, deben evitarse.
6. Hay que dar garantías a los derechos de propiedad, no solo evitando las estatizaciones y nacionalizaciones no esenciales, sino permitiendo el ajuste de los precios. El acaparamiento se combate con la reglamentación contra el monopolio (combatir la explotación de la posición de dominio, especialmente) y la promoción de la competencia industrial. Eso facilita la tarea de la promoción de las inversiones. El problema actual no se resuelve con la sustitución de agentes privados por públicos sino mediante la incorporación de nuevos y más activos agentes de producción (apoyo a la microempresa, las cooperativas y otras formas novedosas de organizar la producción: el desarrollo endógeno como desarrollo local)
7. No se puede perder de vista que los precios tienen una doble función y la cumplen simultáneamente: son distribuidores del ingreso y asignan recursos a la producción. La ley de la demanda, en lo fundamental, informa que el precio depende de las preferencias de los consumidores y de su dotación inicial de renta. Los mecanismos para afectarlos serán, entonces, la incidencia sobre las preferencias y la distribución y redistribución del ingreso.
8. Cosa similar puede decirse de la reforma monetaria. Ella, en sí misma, no puede producir efectos contra inflacionarios en una economía en la que no existe un amplio rechazo a la moneda en circulación, cosa que sí ocurre en economías afectadas de hiperinflación. Los costos de la reforma son puntuales, por lo que no pueden empujar hacia arriba, de manera sistemática, al índice de precios.”
Respecto a este último punto, el ex director del Banco Central de Venezuela, Domingo Maza Zavala advirtió: la reconversión monetaria no traerá consigo una disminución de la inflación como se ha querido interpretar este proceso. Indicó en Unión Radio que quien desconozca esta realidad podría frustrarse ante el hecho de esperar una reducción de precios que a su juicio no es tal.
Según Maza Zavala este es uno de los aspectos que atentan contra el éxito del proyecto de reconversión. "En primer lugar está la expectativa creada, porque ha debido decirse con claridad a los usuarios que este nuevo sistema monetario no va a solucionar el problema de la inflación ni aumentar el poder adquisitivo de la unidad monetaria; los factores de la inflación sigue existiendo y sólo puede combatirse racionalizando el gasto público, aumentando la producción interna y disciplinando el mercado en todos sus aspectos".
"Si tenemos ya de entrada 14 ó 15 por ciento de inflación el año próximo según el propio ministro de las finanzas dijo que el promedio para el año que viene sería 11 por ciento, de modo que la tasa de inflación sigue siendo elevada y afecta el valor de la moneda", agregó.
Señala que la única utilidad práctica de la reconversión monetaria será la posibilidad de que las cifras no se abulten si continúa la inflación. "Si sigue la inflación y por ende se siguen emitiendo billetes de mayor denominación, las cifras se abultarían y los medios de pago serían poco manejables en la práctica y la contabilidad de las empresas, el sector público de modo que desde el punto de vista práctico hay algunas ventajas".
Mercado del dólar permuta disparado
Sobre el aumento del precio del dólar permuta Maza Zavala considera que existe "una contradicción evidente en eso porque el dólar en todas partes del mundo está de capa caída y declinando frente al euro pero en Venezuela no, sobre el peso colombiano el dólar sigue bajando en Perú también, sólo en Venezuela sigue aumentando" y las razones, agrega, "son porque la gente no encuentra un asidero de estabilidad en el país y se refugia en lo único que tienen a mano que es el dólar de los Estados Unidos".
Advierte que este aumento del dólar paralelo o permuta sí incide en la inflación y de ahí su importancia. "Eso incide desde luego en la inflación porque lo que no se logra en el mercado controlado se busca en el paralelo y los cálculos de costo se hacen en base al dólar paralelo".
En este aspecto del dólar paralelo hace enfasis Eudes Vera (Ingeniero Electricista, Vicepresidente del Foro-Web: Defensores del Bolívar), en un articulo publicado el 28/09/07 y el cual dice lo siguiente:
“El dólar paralelo ya ronda los 5.000 bolívares. Se vaticina que la tasa de inflación al cierre de este año refrendario superará el 18%, la más alta de Latinoamérica, después de Haití... Me hago la siguiente pregunta: En el hipotético caso de que no existiera un mercado paralelo del dólar (pero manteniendo el Control de Cambio), o que reducido a su mínima expresión, ¿tendríamos tan elevada inflación como la actual?
Sabemos que nuestros comerciantes y empresarios fijan el precio de las mercancías y servicios que ofrecen en función de la cotización del dólar en el mercado paralelo y no en función del dólar oficial. La excepción a esta regla general tal vez ocurre con aquellos productos de la cesta básica que están regulados. Pero nuestros comerciantes y empresarios se las arreglan para burlar los controles, o simplemente, desaparecen de los anaqueles esos artículos regulados, como sucede con la leche, por ejemplo. De tal manera que al problema de la inflación se le agrega el no menos serio problema del desabastecimiento. Teóricamente entonces, si no hubiese mercado negro de divisas, y si estas últimas fueran entregadas oportunamente por CADIVI, nuestros abnegados comerciantes y empresarios no tendrían más remedio que usar como referencia el dólar oficial para fijar el precio de los productos y servicios que venden u ofrecen.
Entonces, que para minimizar la inflación que nos azota (y también el desabastecimiento) en un país como Venezuela, en el cual el componente importado está presente en mayor o menor grado en TODOS los bienes y servicios que consumimos o usamos los venezolano(a)s, lo primero que habría que atacar es el mercado negro del dólar, a los fines de reducirlo a su mínima expresión
¿Cómo podemos lograr esto último? Para acabar con el mercado negro de divisas y minimizar la inflación, basta simplemente con revaluar el bolívar. ¿Cómo hacerlo? la reevaluación se puede hacer de manera progresiva, llevando el tipo de cambio oficial del valor actual (Bs. 2150/dólar) a por ejemplo Bs. 500/dólar, en un lapso por ejemplo de 10 meses, disminuyéndolo a razón de Bs. 165 por mes. Es decir, cada mes el dólar oficial valdría 165 bolívares menos. Ahora pregunto: ¿Quién va a comprar dólares en el mercado negro hoy sabiendo que en un mes el dólar oficial valdrá 165 bolívares menos? Sería el colapso de ese mercado. ¿Y que pasaría con la inflación? Tendría que bajar obligatoriamente.
La solución es muy sencilla: Simplemente revaluar el bolívar de manera progresiva, a los fines de: recuperar el poder adquisitivo de los venezolano(a)s; incrementar la confianza de esto(a)s en su moneda; echar las bases para convertir el bolívar en una moneda fuerte, aceptada en transacciones internacionales de la misma manera que hoy lo son el dólar y el euro; abastecer nuestra industria y agroindustria de los insumos que requiere para su desarrollo; propiciar el retorno de capitales; y lo más importante, utilizar la moneda nacional como arma de justicia social para la recuperación de la plusvalía despojada a los trabajadore(a)s venezolano(a)s como consecuencia de las políticas devaluacionistas implantadas en nuestro país desde el viernes negro (1983) y que este gobierno ha mantenido, favoreciendo a una minoría ínfima de tenedores de dólares en detrimento de la calidad de vida de millones de venezolano(a)s.”
En otro aspecto, un articulo publicado en la pagina Web: www.Bancaynegocios.com: portal de la firma consultora Aristimuño Herrera & Asociados, se habla un poco acerca de el recién aprobado Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF), que se empezará a aplicar a partir del 1ero de noviembre, y que permitirá recaudar en el 2008 Bs. 12,3 billones y unos 433 millones de dólares entre noviembre y diciembre del año en curso.
Este impuesto, de acuerdo al Presupuesto Nacional 2008, representa el 16,2% del total ingresos tributarios estimados de Bs. 75,8 billones. La fuente de recaudación de este ingreso proviene de pagar 1,5% por todos los debitos que realicen a sus cuentas las empresas, bancos y organizaciones privadas sin fines de lucro.
La razón de este nuevo impuesto busca compensar el sacrificio fiscal que significó la disminución de 5 puntos porcentuales en el IVA.
El Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF), en un costo, equivalente al 1,5%, en que deben incurrir las personas jurídicas cada vez que emitan un cargo contra sus cuentas bancarias. Al decir que este impuesto no es inflacionario, estamos indicando que las empresas absorberán este costo sin afectar los precios de sus productos o servicios finales, lo que impactaría en una disminución de sus utilidades.
Los hechos demuestran que este costo será trasladado total o parcialmente en el precio de los productos y servicios, sobre todos en aquellas empresas en que sus márgenes son pequeños y generan sus beneficios en altos volúmenes de ventas. Por esta razón es de prever que este impuesto van a terminar pagándolo los consumidores.
Tomando en consideración que el ITF generará de una u otra manera un impacto en la inflación que en menor medida debería ser como mínimo 1,5%, afectando aún más al bolsillo de los venezolanos, realizamos la siguiente propuesta:
Estimamos que resultará menos negativo para la economía ajustar el precio de la cesta petrolera venezolana en el Presupuesto Nacional a 41 dólares el barril en lugar de 35, tomando en consideración que la cesta petrolera venezolana finalizará el 2007 en no menos de 61 dólares el barril y en el 2008, las previsiones son como mínimo iguales al 2007.